He tenido el honor de participar en el Nort Festival, celebrado en Navarra, en calidad de presidente del jurado de sus premios. Una edición marcada por un concepto inspirador: “El maridaje como protagonista”, que convirtió a esta cita en una de las propuestas más singulares y estimulantes del panorama cultural navarro.
El Nort Festival es mucho más que un encuentro artístico. Es un espacio de fusión donde la gastronomía, la música, el arte y el territorio dialogan para ofrecer una experiencia sensorial y emocional única. Cada actividad, cada exposición y cada degustación fueron concebidas como parte de un relato que une tradición y contemporaneidad, reivindicando la identidad local desde una mirada abierta al mundo.
“Navarra se consolida como un laboratorio de ideas donde la cultura, el turismo y la sostenibilidad conviven en equilibrio.”
El festival propuso un recorrido que combinó sabores, sonidos y paisajes, invitando al público a descubrir Navarra desde otra perspectiva: la de los sentidos. Experiencias gastronómicas, conciertos íntimos, exposiciones y charlas con creadores trazaron un mapa de emociones donde el arte y la tierra se encontraron en equilibrio perfecto.
Como presidente del jurado, tuve la oportunidad de compartir y valorar proyectos que demostraron que la innovación cultural solo cobra sentido cuando se asienta sobre raíces sólidas. En cada propuesta había algo más que técnica o estética: había visión, coherencia y respeto por el territorio.

I’d start my day by checking email, Twitter, Facebook. Reading the “news”. I’d look at my to-do list and start working on something.
El Nort Festival reafirma el papel de Navarra como un laboratorio de ideas, capaz de unir cultura, turismo y sostenibilidad en torno a una narrativa compartida. Un ejemplo brillante de cómo los festivales pueden trascender el entretenimiento para convertirse en plataformas de conexión entre personas, paisajes y tradiciones.
Agradezco la invitación, la confianza y el privilegio de formar parte de un encuentro que demuestra que el verdadero maridaje no es solo gastronómico, sino también humano y cultural.